domingo, 6 de febrero de 2011

Circuncines 1. Vínculos sobre La Fontana di Trevi

Nuestra historia la deberíamos iniciar a mediados de los años 50. Por entonces Federico Fellini era un habitual de las terrazas de la vía Veneto, donde se reunía la intelectualidad italiana junto a un tropel de famosetes y artistillas ansiosos por ocupar las portadas de las revistas de sociedad.

Todas las noches se repetía el mismo juego de gato y ratón en el que no faltaban las provocaciones, los posados, las escaramuzas y los flashes.



Entre los más activos en el ritual se encontraban la actriz y miss Suecia Anita Ekberg y su marido Anthony Steel, quienes solían regalar a los reporteros gráficos escenas diversas de alcohol, falso orgullo, celos y autopromoción.

En 1958, en uno, de entre tantos muchos, de tales paripés, el fotografo Pierluigi capta a la Ekberg introduciéndose con discreción, risueña y de blanco nuclear, en la Fontana di Trevi.



Aquellas fotografías llegan a los ojos de Fellini quien estaba considerado ya como uno de los directores más importantes del cine europeo tras el éxito de “La Strada” o “Las noches de Cabiria”.

Dicen que cuando Fellini vio por primera vez las fotos de Anita Ekberg exclamó: “es como uno de mis dibujos hecho realidad, es la personificación de mis sueños”. Y concluyó “Dios, haz que nunca llegue a conocerla”.



En este caso Dios no actuó ya que es por todos sabido que Fellini, incapaz de reprimir sus deseos eróticos, decidió incluir en su siguiente film, apenas un año más tarde, una escena ficticia basada en el baño real de la Ekberg.

Esta vez sin paparazzis al acecho, con vestido negro y en actitud desbordantemente sensual, Anita consigue seducir no sólo a un entregado Marcello Mastroiani sino al mundo entero.



 La Dolce Vita es recibida en la sacrosanta Italia con insultos, escupitajos, gritos de “cretinos, comunistas y calaveras” y titulares como el del Oservatore romano que proclama: “Es una obscenidad”.

Fuera de polémicas y censuras el mundo del cine, incluido Cannes, se rinde ante la modernidad de aquellas imágenes visionarias y adelantadas a su tiempo. El eco que la película provoca cruza el Atlántico gracias a sus 3 nominaciones a los Óscars, llegando a oídos diversos, entre ellos los de Alfred Hitchcock.

El director británico se encuentra escribiendo el guión de su nuevo film; una alegoría psicoanalítica en el que sin causa aparente unos pájaros atacan a los habitantes de un pueblecito cercano a San Francisco.

En un momento del film el protagonista, Mitch, lleva a cenar a casa a una joven y millonaria urbanita a quien ha conocido en una pajarería y sobre la que llueven rumores acerca de sus costumbres relajadas. Esta encarnación del pecado acabará por desatar la furia de una madre castrante y posesiva que desembocará en el ataque de los pájaros.

Fascinado por aquella escena de la fuente, Hitchcock decide homenajear abiertamente al director italiano asociando su personaje femenino, interpretado por Tippi Hedren, con aquel otro sensual y libertino que la Ekberg interpreta en La dolce vita; como si una y otra, pese a estar separadas por tres años y un océano, resultaran ser la misma mujer.

Pero las derivaciones cinematográficas sobre la imagen mitológica de la Fontana di Trevi no concluyen aquí. A lo largo de los años numerosas películas han incluido homenajes expresos o soterrados a la escena original de La Dolce Vita. Pero ninguno como aquél que el propio Fellini realizara 27 años después.



En su pseudo documental “Entrevista” el director italiano decide revisitar el mito por él mismo creado, reuniendo, en una de las escenas más hermosas de la historia del cine, a Anita Ekberg y a Marcello Mastroiani frente a la proyección de las iconográficas imágenes de sí mismos en la Fontana di Trevi.

Avejentados y entrados en kilos, los dos actores comparten con nostalgia un mismo ocaso. Una sensación dual de tristeza y orgullo invade por completo el film.



Los dos mitos se cogen de la mano, obligados por el tiempo a sentirse ajenos a aquella otra imagen que la pantalla les escupe de sí mismos pero con 27 años menos. Aquella imagen mitológica sobre la que en los años 60 se construyera toda una simbología relacionada con la libertad, la belleza y la dolce vita…

Circuncines 1 (Todos los miércoles en DcTV):


1 comentario:

  1. Y también como en una película de Medem, descubro esta noche que justo hoy le habías dado vidilla a daguerrotipos después de tanto tiempo.

    ResponderEliminar