Oscar Peterson. Girl Talk
Soy
yo, soy él. Somos, pero soy yo, primeramente soy yo, defenderé ser yo hasta que
no pueda más.
De
la combinación de las dos cosas debía salir una tercera, algo que no tenía nada
que ver con el amor, por ejemplo, algo que estaba del lado de la caza, de la
búsqueda, o más bien como una expectación terrible, como el gato mirando el
canario inalcanzable, una especie de congelación del tiempo y del día, un
agazapamiento. Terrón y medio, olorcito a campo. Un agazapamiento inexplicable
de-este-lado-de-las-cosas.
Maria Elena Walsh. Baguala de Juan Poquito.
Los
dos convinieron en que la voz de Talita no salía bien, y Traveler le demostró
cómo había que cantar una baguala. Acercaron el grabador a la ventana para que
Gekrepten pudiera juzgar imparcialmente, y hasta Horacio estaba en su pieza,
pero no estaba. Gekrepten encontró todo perfecto, y decidieron cenar juntos en
lo de Traveler fusionando un asado frío que tenía Talita con una ensalada mixta
que Gekrepten produciría antes de trasladarse enfrente. A Talita todo eso le
pareció perfecto y a la vez tenía algo de cubrecama o cubretetera, de cubre
cualquier cosa, lo mismo que el grabador o el aire satisfecho de Traveler,
cosas hechas o decididas para poner encima, por encima de qué, ése era el
problema y la razón de que todo en el fondo siguiera como antes del té de tilo
y menta fifty fifty.
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