Wolfrang Amadeus Mozart (Glenn Gould). Sonate
per piano K-131.
Esa misma noche, a eso de las dos de la
mañana, volvió a verla por primera vez.
Lo malo era que en el fondo él estaba contento
de sentirse así, de no haber vuelto, de estar siempre de ida aunque no supiera
adónde (…) y cosas por el estilo, y mate amargo.
Hubiera sido tan fácil organizar un esquema
coherente, un orden de pensamiento y de vida, una armonía. (…)Pero cuantas veces había cumplido el mismo ciclo en montones de esquinas
y cafés de tantas ciudades, cuantas veces había llegado a conclusiones
parecidas, se había sentido mejor, había creído poder empezar a vivir de otra
manera, por ejemplo una tarde en que se había metido a escuchar un concierto
insensato, y después... Después había llovido tanto, para qué darle vueltas al
asunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario