Vuelven los clichés del señor Carax que estos días descubro, critico y disfruto tanto:
De nuevo la historia de amor entre su otro yo (Álex o Dennis Lavant) y ella (Michelle o Juliet Binoche), quienes viven en el Pont-Neuf, el “Puente Nuevo” que, curiosamente, es el más antiguo que cruza el Sena en París y que entonces está en obras y por eso lo ocupan.
Parece que Leos se queda con ganitas de desarrollar algunas de las tantas sugerencias que diluía por “Mala sangre”, así que esos atisbos de estética circense que veíamos en aquella peli (hay una reseña de Fol un poco más abajo) ahora cuajan en un Álex saltimbanqui que deslumbrará a Michelle con unos malabarismos de fuego que le abrasan la vista. Por su parte, Binoche abandona los azules y rojos que la realzaban entonces sobre el fondo gris para colorear la historia con una sudadera amarilla malasañera y una enorme carpeta donde archiva sus retratos a mano alzada.
¡Vaya, los dos quieren ser artistas!, pero él es alcohólico y soñador y ella, que tiene un parche de tuerta y luce delicadamente andrajosa, acaba de abandonar su hogar huyendo de una relación turbulenta a la que ha puesto fin a golpe de pistola en los ojos de quien fue su amante.
Aquí está la gran diferencia con “Mala sangre” y en parte el gran equívoco. Si lo de antes era un cómic en cine, en “Los amantes del Pont-Neuf” el esteticismo caprichoso que con tanto arte maneja su director se pone al servicio de una cinta realista que fracasa en el propósito y se queda en un cuento de hadas con estampas de videoclip.
Encima la historia conmovedora de estos “sin techo” que nos encandilan con todos los tópicos de la miseria se resbala cuando Carax tantea con el realismo mágico y coloca, por ejemplo, a los protagonistas haciendo esquí acuático en el Sena y, aún más, se da de bruces cuando pretende hacer gracia. Véase la escena en la que la pareja de pícaros desvalijan a los burgueses parisinos que se van quedando fritos con el somnífero del pobre trapecista que no podía dormir.
No obstante, cabe hablar de un gran creador de viñetas, pues de estas hay varias que memorar en la película y ellas son la que hacen que merezca la pena. Y si tuviera que decir de alguna hablaría de la del desnudo de Juliette Binoche cuando se lava en el puente y si hubiera que colgarla al final acabaría haciendo caso a Fol (¡maldita sea!) y sería
LA ESCENA DAGUERROTIPO:
LA ESCENA DAGUERROTIPO:
Y se hicieron pequeñitos y gritaban como ratas callejeras.
DÓNDE
http://www.torrentdownloads.net/searches/Los%20Amantes%20Del%20Pont%20Neuf
o
http://www.heroturko.org/l/Los-Amantes-Del-Pont-Neuf/
Giulietta
Pequeños se hacen, hasta que su voz resulta un chillido agudo y su risa una intoxicación de helio; por primera vez, compartiendo su miseria.
ResponderEliminarFol