martes, 3 de mayo de 2011

Circuncines 11. Exilio y nostalgia en Tarkovski

Nuestra historia debería comenzar a principios de los años 60. El joven Andrei Tarkovski, tras abandonar las carreras de música, arte y  estudios orientales, acaba de ingresar en la Escuela de cinemtaografía de Moscú.

Una noche junto a algunos compañeros participa en una sesión de espiritismo en la que deciden invocar al gran poeta Goran Pasternak. Cuando le llega su turno, Andrei le pregunta al espíritu del escritor por el número de películas que llegará a dirigir. "Siete", responde Pasternak. "¿Sólo 7?". Le inquiere extrañado Tarkovski. "Sí; pero todas buenas", concluye el poeta desde el más allá.


30 años después Tarkovski se encuentra en Suecia rodando “El sacrificio”. Desde hace más de 5 años el director vive exiliado; Italia, Suecia y Francia fueron los destinos elegidos como mal menor para poder continuar una carrera trabada en su propio país por el paranoico régimen soviético, que siempre consideró demasiado místico y existencialista su cine, alejado de las consignas materiaslitas y propagandísticas del partido.


Ya su primera película, La infancia de Iván, un alegato antibelicista narrado a través de los ojos de un niño embrutecido por la guerra, fue rechazada por el Régimen stalinista por considerarlo un canto al individualismo y al ensueño burgués; algo inadecuado para los tiempos que corrían de guerra fría.

Aunque sería con su segunda película, la monumental Andrei Rublev, por la que el Régimen acabaría por etiquetar como director non grato a Tarkovski. 


El film en el que se narra la vida del pintor iconográfico medieval le sirve a Tarkovski para a través de los ojos de éste radiografiar la baja edad media y sus continúas convulsiones político religiosas provocadas por las invasiones tártaras, las luchas entre príncipes y la superstición e ignorancia del pueblo.

La película tras ser elegida inicialmente para representar a la URSS en el Festival de Cannes es finalmente objeto de sabotaje institucional. Bajo amenaza directa del Gobierno soviético, que alega ciertas imprecisiones históricas y escenas de rara violencia en el film, el Festival se ve obligado a devolver la copia sin llegar a exhibirla.


La película muestra a personajes destruidos en busca de una paz espiritual inalcanzable. El misticismo ortodoxo vinculado al cuerpo y a la naturaleza determina el tono del film así como la deriva de sus personajes, fusionados litúrgicamente con los cuatro elementos mientras son observados cautelosamente por un dios omnipresente.

Este planteamiento sin respuesta a las grandes preguntas que vertebra todas la filmografía de Tarkovski y que tanto irrita a las Autoridades rusas se repite en su tercer film, la última oportunidad que le brindaron las grandes productoras soviéticas. 

En plena carrera espacial, Tarkovski recibe el encargo de rodar un contraataque soviético a "2001, una Odisea en el espacio". El director ruso tras visionar el film de Kubrick comprende que debe alejarse lo máximo posible esa "estética de ilustración de revista de Ciencia Ficción", tal y como él definió la película de Kubrick.


Así, basándose en la novela de Stanislaw Lem, Tarkovski rodó Solaris incidiendo en el misterio filosófico del océano que extrayendo información de la memoria de quien se acerca y estudiando su psique le envía la materialización de su subconsciente.

La película sufre 35 eclécticas apreciaciones de la censura soviética que van desde la aparición del concepto de Dios asociado al océano al "inconcebible y gratuito" paseo que el protagonista efectúa en calzoncillos por la nave; sin llegar a saber muy bien cuál de ambos "defectos" es más hiriente para la censura.


Más tarde y ya con el rechazo de las grandes productoras soviéticas Tarkovski realiza un homenaje intimista y autobiográfico a su padre, el poeta Arseni Tarkovski. La película, llena de referencias a su infancia y con constantes aportaciones oníricas de una estética y plástica sobrecogedora, es catalogada como película de tercera categoría y con permiso de exhibición tan sólo en pequeñas y minoritarias salas.

Por aquel entonces Tarkovski está a punto de tirar la toalla y más cuando tras rodar la primera parte de su nuevo film el celuloide original se deteriora en su revelado obligando a reiniciar el rodaje desde el principio. Cuando por fin, Stalker, La zona, que llegó a realizar casi por despecho, llegó a manos de los directores de distribución éstos le dijeron ¿pero quién va a ver esta basura?


Al director sólo le quedaba el exilio. En Italia rodó su sexta película, cuyo título es lo suficientemente explícito como para descubrir en ella la desazón, la pérdida de identidad y la insuperable melancolía que los artistas rusos han venido sufriendo, desde Gogol a Dostoyeski, cuando se apartan de su patria; un estado emocional en el que se entremezcla el sentimiento de hermandad con el pueblo de acogida con la añoranza lírica por su Tierra.


Tras Nostalgia, Tarkovski se desplaza a Suecia para rodar “Sacrificio”. En el momento de rodearse del equipo técnico habitual de Bergman y comenzar el rodaje el director desconocía que un tumor cancerígeno empezaba a desarrollarse fatal y definitivamente en su cuerpo.

Tal y como había presagiado el poeta Pasternak justo al acabar su séptima película, el director fue ingresado en un hospital parisino. 

Como muestra Chirs Marker en su emotivo documental "Un día en la vida de Andrei Arsenevitch", desde la cama del hospital realizará la edición del film y desde esa misma cama recibirá a su hijo, a quien el gobierno ruso llevaba impidiendo ver más de 5 años, y a quien permitió salir del país tan sólo despues de revisar los informes médicos y constatar la cercana muerte del director.


El 30 de diciembre de 1986 falleció en París el gran poeta místico del cine, dejando sin respuesta las grandes preguntas sobre la vida y el hombre planteadas a lo largo de sus siete films.

Para ver el Circuncines sobre Andrei Tarkovski:  http://www.adnstream.com/video/sneVsaSboW/CircunCines-Andrei-Tarkovski

2 comentarios:

  1. Genial resumen de la vida artística de este verdadero genio (¿incomprendido?). Yo creo que encasillar a Tarkovski solamente en Cine es menoscabar una obra magnífica. Tarkovski es mucho más que cine. Permitime dudar de algunas aseveraciones biográficas que hacés: la sesión de espiritismo está bien pensada pero... ¿es imaginación tuya? Saludos y felicitaciones.

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  2. La "leyenda" sobre la ouija y Pasternak la cuenta Chris Marker en "Un día de Andrei Arsenevich".

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