viernes, 24 de agosto de 2012

Ben Hur, FRED NIBLO, 1925. Soñada por Julio Cortázar

Toda la mañana devuelto a más de cincuenta años atrás: Juda Ben-Hur, la más salvaje y dulce conmoción de una infancia, ocaso del cine mudo con despedidas que eran zarpazos en la yema de los ojos, Chaney fantasma de la ópera, dramas ya irreconocibles que se llamaban -en Buenos Aires- Las hijas de la noche o La escollera peligrosa, entonces Fred Niblo superproduciendo el novelón del general Lewis Wallace, soltando en pleno circo romano, en arenales palestinos, en mares henchidos de tirremes las tres estrellas que los llenarían de furor ya que no de sonido, Novarro, Francis Bushman, Mae McAvoy.


Memoria terrrible la de Ruiz para los nombres, no solamente de los actores sino de los personajes, aunqeu aquí se le escapa el de la pequeña Mae, sin duda bíblico, Ruth o Noemí, peero tan lancinantemente claros el de Messala con la cara de marine anticipado de Bushman, y el suave resbalar las sílabas, Juda Ben-Hur desde un Novarro tan latinoamericano, tan Ramón Samaniego (sí, qué memoria para eso, damn it).

Y todo era odio y amor y carreras de cuadrigas y combates contra piratas y cavernas de leprosos en la montaña, el Mesías y el César, qué más darle a Ruiz para el llanto y la adoración y las identificaciones.

Qué más darle como no sea la cabeza de Novarro en dos secuencias de un sueño mucho más extenso y borroneado. Queda por saber si no le llega con ciencuenta años de retraso caritativo, porque entonces hubiera sido la más horrible pesadilla imaginable, entonces él estaba enamorado de Ramón Novarro y cuando llegó el cine sonoro y Novarro comenzó a cantar en Pagan Love song y en Devil may care, Ruiz se sabía las canciones de memoria y el viejo piano Bluthner lo ayudaba para Pretty, para The Shepher´s Serenade, horrores que su memoria le trae de tanto en tanto y que él rechaza con inútil furia porque contra eso no se puede, lo que amó será siempre amado, Juda Ben-Hur sobrevive a tantas avalanchas de la vida, vea cómo Ruiz se va poniendo cursi y melancólico mientras se acuerda (How can you be so pretty, pretty?) Salomé, Salomé, mira una vez más cómo te traen la cabeza de Yokhohanaan en la bandeja de oro.


Julio Cortázar. "Cuaderno de Zihuatanejo. El libro de los sueños".

2 comentarios:

  1. Gracias por este texto de mi maestro que no conocía. Está claro que no lo tengo todo.

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  2. Es un libro extraño, editado en apaisado y tapa dura, pero muy corto y que narra a modo de diario un sueño delirante que Don Julio tuvo en 1980, creo recordar que en Saignon, cuando unas fiebres casi se lo llevan. En las bibliotecas es posible encontrarlo.

    Un saludo

    Daguerrotipos

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