martes, 2 de octubre de 2012

El cine revolucionario cubano para Julio Cortázar

Claro que no solamente no me quejo sino que una vez más pienso que el cine -junto con la pintura y la música- es hasta ahora el gran arte de la Revolución Cubana, su enlace más vital con un pueblo tan lleno de sensibilidad ética. Frente a formas de comunicación menos logradas como el teatro y el periodismo, frente a una literatura que lucha por encontrar la difícil clave de una escritura a la vez presente y abierta hacia el futuro, el cine cubano se mueve dentro de una línea que desde un principio me pareció la más eficaz: llegar a la cabeza del pueblo sin el fácil procedimiento de apuntar sus pies.



Uno de los ejemplos más conocidos es el de las películas documentales de Santiago Álvarez, pero muchos cineastas cubanos coinciden y realizan sus trabajos con la misma exigencia política y estética. Así empezó también el teatro de la Revolución, pero circunstancias que creo superables lo fueron alejando en el doble plano de la creación y el público.

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