1.
Johann Sebastian Bach. Praeludium y fuga. No. 2, en C Minor.
Toco tu boca, con un dedo toco el
borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por
primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo
todo y recomenzar…
2.
Julio Cortázar. Capítulo 7.
Y si nos mordemos el dolor es
dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorver simultáneo del
aliento, esa instantánea muerte es bella.
Genial la elección del Preludio y fuga de Bach... Realmente sublime.
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