Nuestra historia debería comenzar en 1952 con Berlanga dirigiéndose junto a su equipo de rodaje a Guadalix de la Sierra. Tan sólo unos meses antes la productora Uninci había propuesto a los jóvenes y bastante inexpertos Berlanga y Juan Antonio Bardem, quienes hasta el momento sólo habían dirigido la comedia “Una pareja feliz”, la redacción del guión para un nuevo proyecto que literalmente debía ser “de risa”, situado en Andalucía y en el que apareciera la folclórica Lolita Sevilla.
Con estos ingredientes pero llevándolos a su personal terreno y contando finalmente con la colaboración de Miguel Mihura, Bardem y Berlanga comienzan a escribir el guión descartando posibles tramas argumentales como aquella en la que un pueblo andaluz proclama su independencia respecto a España llegando a establecer su propia frontera o aquella otra idea en la que, al más puro estilo Billy Wilder, unos ejecutivos norteamericanos llegan a un pueblecito español con la intención de instalar allí una planta de producción de Coca Cola.
Por fin, a principios de 1952, y después de que por problemas económicos, Bardem abandonara el proyecto justo antes de comenzar el rodaje, el guión quedó concluido; el título de la película sería “Bienvenido Mr Marshall”.
Durante 9 semanas Guadalix de la Sierra se transformó en un pueblecito español cualquiera, llamado Villar del Río. La respuesta de los vecinos de Guadalix fue unánime, integrándose al completo sus habitantes en el rodaje.
Cuentan aquellos que aún lo recuerdan que dada la dedicación exclusiva de los vecinos como figurantes para el rodaje de la película, éstos utilizaron sus altos salarios de extras para ejerciendo de improvisados terratenientes contratar a jornaleros de pueblos cercanos para que ese año la cosecha no se perdiera.
Los vecinos de Guadalix hicieron suyo el guión desde el primer día de rodaje, modificando líneas de texto, introduciendo jerga propia o readaptando las situaciones a su realidad rural.
Mientras tanto la inexperiencia como Director de Berlanga se hace evidente en la planificación de las escenas y en la dirección de actores, acabando por provocar un conato de rebelión entre los productores y el equipo de rodaje.
Entre los más activos en el complot contra el director figura el reputado fotógrafo Manolo Berenguer quien, tal y como solía contar con ironía el propio director, cada vez que miraba por cámara le cerraba el diafragma para mofarse así de su inexperiencia.
Escrito en el diario de aquel rodaje figura también que durante la organización de la secuencia del Saloon del oeste y después de que Berlanga explicara a los técnicos y actores la planificación de la escena, Berenguer se dirigió al Jefe de Producción para pedirle 6 trajes de cowboys.
Ante la cara de incomprensión de Berlanga, el Jefe de fotografía, señalando a un espejo tras la barra del bar en el que se reflejaba todo el equipo de rodaje, le dice con gran seriedad, “ya que vamos a salir en el plano, que sea guapos y vestidos de vaqueros”.
Tras vencer sus propias inseguridades, la creciente desconfianza de la productora y los boicots durante el rodaje, Berlanga acaba realizando la película sin renunciar a su personalísima visión de la vida.
“Bienvenido Mr. Marsahll” se estrena con éxito en España y acaba por recalar en el Festival de Cannes donde, por primera vez para el cine español, consigue uno de los principales galardones, el de mejor comedia, así como unánimes alabanzas de la crítica europea principalmente a las escenas de los sueños. Y es que nadie que haya visto la película podría olvidar al alcalde interpretado por Pepe Isbert convertido en Sheriff del oeste americano y repartiendo justicia con su inglés macarrónico, o a ese cura aterrorizado apresado por el Ku Kux Klan y juzgado por el Tribunal del Comité de actividades Antiamericanas.
Lo que entonces la crítica francesa no sabía es que de entre todos los sueños, la censura franquista había mutilado uno de los incluidos inicialmente en el guión, el de la maestra, en el que ésta sensualmente vestida con un vaporoso traje de gasa es perseguida por sus alumnos transformados en fornidos jugadores de fútbol americano y que al tratar de placarla van arrancándole trozo a trozo su vestido hasta dejarla desnuda.
Aquel sueño censurado por su “alta carga erótica”, permaneció como una asignatura pendiente durante 40 años en el imaginario del director valenciano al mismo tiempo que su humor se volvía cada vez más cáustico y negro.
Así, ya muy enfermo, 3 años después de rodar su última película, París Tombuctú, la obra que él mismo consideraba su testamento cinematográfico y en la que incluye en la escena final su personal grito desesperado ante la cercana muerte, Berlanga decide revisar el guión entonces censurado del sueño de la maestra y hacer justicia con aquel mítico personaje dedicándole un último cortometraje.
Si bien, la España y el Berlanga del 2002, diferían en mucho a los 50 años antes, de ahí que el nuevo sueño de la Maestra resulte una negrísima clase magistral sobre los distintos métodos de ejecución que la ya no tan cándida maestra utiliza para ir liquidando uno a uno a sus alumnos, mientras les explica su funcionamiento.
Con excepción de algún spot publicitario, las del sueño de la maestra resultarían sus últimas imágenes rodadas en cine. Sirvan de merecido homenaje, pues, desde Circuncines, al gran Maestro.
Aquí el Circuncines enterito:
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